Moraleja: en el mundo de los ciegos, el tuerto es el rey
La mediocridad es uno de los mayores pecados de nuestra
época. Los mediocres quieren hacer suyo
el mundo y lo quieren cambiar, desde la política a la religión, sin olvidar los
valores, las costumbres y las leyes. Están al asecho de Todo, en Venezuela han
copado prácticamente todas las instancias de la vida de las sociedades, y esta
pandemia parece ir en aumento. Seguramente, en toda la historia de la humanidad
ningún pensador político, filósofo o estudioso hubiera imaginado que una
sociedad pudiera ser liderada por mediocres... Desde los tiempos antiguos, los
más fuertes alcanzaban el poder y ejercían un liderazgo sustentado por la
fuerza o la inteligencia superior, de esa forma el mundo avanzaba e iba
mejorando. La famosa teoría de explicada por Darwin, refleja el triunfo de los
más fuertes y mejores sobre los peores y los más débiles, y así incontables
teorías científicas han dado por supuesto el triunfo del talento sobre la
mediocridad. La mayoría de los líderes de la antigüedad solían ser los mejores
ya que el pueblo les exigía mucho, incluso en diversos sitios los comparaban a
Dioses. Se sentían orgullosos de sus dirigentes y los cubrían de privilegios
para, a cambio, recibir de ellos protección y un liderazgo sabio y prudente.
Cuando estos no contemplaban las expectativas, se buscaba la forma de sacarlos
del cargo ( #LaSalida que buscamos en Venezuela).
Pero en la Venezuela actual se ha mediocrizado. A quienes conducen
la sociedad no se les exige nada, y esto las ha llevado a un fracaso
contundente; es sabido que cuando las persona encargadas de dirigir a los
grupos sociales no tienen conocimiento claro o valores firmes nada tienen que
hacer en esos puestos, ya que aquello que prosigue después, incluido sus
adherentes tendrán ese toque de mediocridad indignante. Todo es válido para el
mediocre , menos aprender y superarse, simplemente, porque requiere mucho
sacrificio , y ellos no quieren esforzarse demasiado, o quizá simplemente,
porque no tienen las aptitudes necesarias para lograrlo.
La cobardía, la mentira y la corrupción, son los tres
pecados capitales del gobierno actual, y esto se extiende como una terrible
epidemia a otros niveles de la sociedad
Así vemos cargos importantes ocupados por personas que no
poseen la mínima capacidad académica ni moral para ostentarlos (Ejemplo: PDVSA
y su descalabro industrial), sitios en los cuales el saber ha perdido
importancia dando lugar al “amiguismo”
Los cargos de confianza se suceden una y otra vez, no
importa si la persona está preparada o no, lo que sí es imprescindible que
comparta las ideas (si las tienen) de quienes poseen el mando en ese momento
determinado.
Claro que esto ha existido siempre, pero estamos en el siglo
XXI, era de la reivindicación permanente de Derechos Humanos, de las nuevas
tecnologías, y de un interminable avance científico, pero esta característica
de la mediocridad parece haberse arraigado en las comunidades con una fuerza
inusitada, difícil de desterrar...
Es tiempo que Los grandes filósofos, políticos, religiosos,
en definitiva, líderes o pensadores con contenido que hasta ahora han brillado
por su ausencia en el gobierno, se abran paso a las esferas de las
instituciones y empiecen a encaminar la
maquina del estado hacia un futuro más prometedor. A cambio, dentro del actual gobierno de
Venezuela proliferan dentro del estado personas sin ideologías ni valores, que
hacen de la ignorancia y la mediocridad una bandera, a la que muchos se
adhieren con tal de destacarse en la actual sociedad de la mediocridad.
¿La causa? Difícil determinar, pero las consecuencias son
mucho más previsibles.
#CambioUrgente
Fuerza y Fe.
Máximo Díaz-Estébanez Linares
Coordinador de Voluntad Popular en las Islas Canarias
@VPCanarias
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